Tratarse con respeto no pasa de moda. Con prácticas simples pero poderosas, se pueden rescatar valores y destacar en la sociedad y el trabajo.
A todos les agrada la gente respetuosa, amable y cortés. Cuando se encuentran personas que son así cambia la percepción del día por completo. Hoy, cuando la sociedad lucha por defender la diversidad y los derechos de todos y todas, se tiene que demostrar que el otro importa. Para eso son los modales que se traducen en buena educación.
A continuación, se enlistan algunas prácticas simples y poderosas que ayudarán a destacar no sólo en el ámbito social, también en el laboral. No se trata de protocolo, sino de una verdadera conciencia del valor de la otra persona.
EN LA OFICINA
• La puntualidad es una carta de presentación. Si existe alguna contingencia, es mejor avisar con anticipación. • En llamadas telefónicas, se debe comenzar por presentarse y mencionar la compañía a la que se pertenece. • Al presentar a colaboradores del trabajo, se comienza por quien tiene la jerarquía más alta. • Se debe evitar usar sólo mayúsculas al redactar un correo y utilizar tipografías con colores, así como adjuntar archivos demasiado grandes. • No se debe saturar la bandeja de entrada del destinatario por escribir el mensaje en partes. • Siempre que se use el altavoz para las llamadas y haya otras personas presentes, se debe avisar al interlocutor y cerrar la puerta. • Los correos electrónicos pueden enviarse en cualquier momento del día, pero para enviar mensajes se debe cuidar el horario: desde una hora antes del inicio de la jornada laboral y hasta dos horas después de concluida. También se debe considerar el tema. • El tono del teléfono debe ser “decente” o se debe silenciar. • Ante una enfermedad o síntomas como temperatura, es mejor quedarse en casa, sobre todo si es contagioso. • Se debe evitar usar el celular en el baño para no ser escuchado por alguien que no necesitaba saber la conversación. • Si se pide confirmar una invitación digital por correo o Whastapp, se debe responder de inmediato. • No se debe llevar alimentos con olores fuertes a la oficina.
AL COMUNICARSE
• Es válido tener a compañeros de trabajo en Facebook, pero no enviar una solicitud de amistad a los superiores. • Se debe cuidar el contenido de las redes sociales y no compartir información personal delicada, sobre todo si los compañeros de trabajo la observan. • Es de buena educación preguntar primero a la persona vía Whatsapp si puede hablar por teléfono o cuál sería la hora más apropiada. • No recurrir al altavoz del celular a menos que la llamada sea en la oficina y en reunión con alguien que asiste a distancia. • Si una llamada telefónica se corta, la persona que llama es quien debe volver a marcar. • Evitar ver la pantalla del celular en una conversación cara a cara. • Si se lleva lentes de sol o audífonos, quitarlos al comenzar una conversación con alguien. • Cuando la conexión a internet es mala e impide una llamada telefónica clara, evitar gritar, pues esto no implica que el interlocutor no pueda oír.
EN EL DÍA A DÍA
• Al usar el elevador, permitir que salgan las personas antes de entrar. • Si se comparte un viaje en taxi con los compañeros, se debe entrar primero y hacer espacio a los demás. • Cuando se está en la calle, se camina en la misma dirección que los demás, sin detenerse y a la derecha de la acera.
A LA MESA
• En un restaurante, al estar con seis compañeros o menos, se debe esperar a que le hayan servido a todos para comenzar a comer. • Evitar colocar en la mesa las llaves, bolsas, lentes de sol y, sobre todo, el celular. • Cuando sea necesario responder mensajes, se • ofrece una disculpa y se toma el celular para atender en otra parte. • Si se llevan los labios pintados de tono oscuro, se recomienda limpiar el exceso para no ensuciar el vaso. • Si alguien pide el salero o algún otro aderezo, no se aprovecha el momento para servirse antes. Es el equivalente a meterse en una fila.
Los buenos modales son espejo de la imagen interior, de la escala de valores como personas, al dejar de lado la apariencia física o bienes materiales. Alguien con buenos modales destaca porque refleja un comportamiento congruente y sabe sonreír, respetar, saludar, escuchar, controlar sus palabras y emociones sin herir a los demás.
Esto no tiene nada que ver con lo aprendido en la escuela, mucho menos con el nivel económico o la posición social, sino con lo que la vida ha permitido experimentar.
En el centro de trabajo, las acciones como saludar; al manejar ceder el paso a los peatones y en el transporte público ofrecer el asiento a mujeres embarazadas o personas de la tercera edad, así como aprender a pedir las cosas y agradecer, son acciones sencillas que se pueden realizar.
Es importante observar los modales y corregir lo que sea necesario. Todos los días son el mejor momento y la mejor oportunidad para marcar la diferencia con los demás.
Araceli R. de Motta Coach en imagen personal y ejecutiva aryimagen.net